Detrás de un gran pavimento hay un trabajo de alta tecnología en varios campos de la industria. La innovación tiene lugar en cuatro escenarios: el laboratorio para experimentar y crear la fórmula química óptima para cada proyecto, el taller de I+D para disponer de la mejor maquinaria de pavimentación de precisión y, en tercer lugar, el propio lugar de ejecución de la obra para emplear los más sofisticados equipos láser que conducen a la Alta Planimetría. El cuarto escenario no está a la vista durante la obra, empieza muchas semanas o incluso meses antes: es la planificación de una logística industrial a gran escala. Como sabemos, el hormigón tiene un 'tempo', una velocidad específica para obtener el proceso químico perfecto, y eso conlleva una planificación de aprovisionamientos que se tienen que repetir durante semanas en unas cantidades concretas. Esto conlleva análisis de proveedores, creación de rutas de transporte por mar y tierra, preparación de flotas a escala extraordinaria. En el pavimento tecnológico de A Laracha, por ejemplo, tenían que entrar cada día (y de manera ininterrumpida durante 90 días) materias primas con un peso equivalente a 1.100 automóviles. Y todo en las proporciones y horas señaladas.
Esta aproximación al suelo perfecto genera unos beneficios inmensos y duraderos a las empresas que operan en vertical, con mobiliario de almacenamiento a gran altura que se mantiene constantemente perpendicular al suelo y que facilita el trabajo de los mecanismos elevadores y las carretillas de transporte. La logística en altura evita construir muchas plantas en los almacenes y el consiguiente tráfico para enlazar de una a otra. El ahorro es enorme. Unos milímetros de error en la base del pavimento pueden representar varios centímetros insalvables a diez metros de altura. Los fabricantes de sistemas de elevación y carretillas